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Cómo imaginar lo inimaginable: la obra de Flavio Greco Paglia

Cómo imaginar lo inimaginable: la obra de Flavio Greco Paglia

Por Matías Ballistreri

 

A veces hay personas con talentos superlativos que mantienen un perfil sumamente bajo, prefieren correrse del centro de atención y dejar que su obra sea la protagonista. Este es el caso de Flavio Greco Paglia, un ilustrador con un enorme talento cuya imaginación y virtuosismo lo han llevado a ser una de las figuras claves de la ilustración de género fantástico de los últimos tiempos, teniendo entre sus trabajos nada más ni nada menos que ser el responsable de las ilustraciones del festival Buenos Aires Rojo Sangre desde hace ya más de diez años, siendo también un habitué dándole su impronta al festival Curtas y al mercado de cine fantástico Blood Window.

 

 

 

En esta nota conversamos con él para conocer sobre sus procesos creativos y cómo se fue vinculando con el cine fantástico a lo largo de los años.

 

¿Cómo fue tu primer contacto con el cine de terror?

 

Mi primer contacto con el cine de terror no te voy a decir que lo tuve al principio de mi carrera porque ya estaba trabajando hace unos años, yo trabajaba haciendo cosas de publicidad que eventualmente tenían fantástico… como puede tener de fantástico la publicidad, con algún elemento medio mágico pero no directamente asociado al terror. Un primer contacto que todavía no era como dibujante fue porque el estudio donde trabajaba hizo unos vfx muy pequeños para Plaga Zombie 3 y ahí conocí el BARS (el festival Buenos Aires Rojo Sangre) y esto debe haber sido en el 2012. En el 2013 yo estaba renunciando a ese trabajo y tenía contacto con el director Andrés Borghi porque ambos habíamos ido al mismo colegio y yo había visto sus primeros cortos de adolescente ahí. Él venía de hacer el cortometraje Working day en Nueva Zelanda, eso le llevó a preparar carpetas y biblias de proyectos que quería presentar y me contactó para que hiciera algunos bocetos y diseños. Eso puntualmente fue la génesis de lo terrorífico (más allá de que a mí me gustase dibujar terror desde chico). Pero ahí arranque, en ese 2013 con Borghi.

 

 

 

¿Cuándo nace tu pasión por la ilustración?

 

Soy de esos casos del raro privilegio, porque siempre me gustó dibujar, siempre me apoyaron familiarmente y siempre lo sentí como muy orgánico, muy natural. Hubo un momento de decisión seguro, cuando tenía 14 años o 15 decidí que no quería seguir yendo a un colegio industrial y que me quería ir a un colegio técnico/artístico que es el Fernando Fader. Mis viejos me apoyaron con eso y después fue progresivamente natural. Vos pensá que venía de hacer mi primer taller de historieta a los 13 años, antes de eso incluso fui con mi hermano a un espacio que era como si fuera una escuela de educación estética donde hacías doble turno donde había teatro, música, literatura y dibujo, entonces fue una constante para mí. Obviamente en algún momento me quise empezar a ganar el mango y trabajaba con mi papá en la feria de artesanos vendiendo sandalias (porque mi viejo es un artesano que trabaja el cuero) y yo trabajaba en los veranos para pagarme los talleres de dibujo durante el año. Entonces ahí pude estudiar con Juan Bobillo y Marcelo Sosa, estudié con Ariel Olivetti, estudié con un montón. Y en la medida en que ya empezé a tener mis primeros ingresos como fuente laboral seguí pagando talleres para seguir estudiando, siempre como curtiendo el oficio además de todo lo que aprendía laburando.

 

 

¿Cómo suelen ser tus procesos creativos?

 

A veces depende de las urgencias, de los tipos de trabajo. Hay trabajos que por ahí ya están muy cocinados y como mucho por ahí te piden solo una cuestión técnica y de estilo (juntame estos personajes, componémelos de esta manera) y termina siendo el póster de cabezas: cabezas flotantes y algún truco o cosa interesante de color y luz. Yo eso en general trato de evitarlo por una cuestión medio enfermiza de sentir que me aburro y que lo técnico sólo no sirve. Ahora como proceso siempre va existir el proceso estricto de dibujo que es bocetar una idea, componer en bocetos que por ahí yo los trato de hacer siempre en papel (porque trabajo en digital pero trato de mantener el oficio con el lápiz porque siempre el lenguaje del lápiz es más directo en conexión con la idea), entonces en pequeños bocetos voy armando composiciones. A partir de eso sí empiezo con la ilustración digital final que ya es un proceso largo: por ahí a veces arranco con dibujo lineal, a veces trabajo desde la mancha y la luz y la sombra… hay muchas opciones para llegar a una imagen final. Después está el tema de las ideas y esa es la parte más divertida de todas porque implica charlar: si es con un cliente es dialogar al principio cuál es el tema o qué le gustaría que haga, si quiere que le proponga… Y eso es divertidísimo porque por ahí es una premisa. Te pongo como un ejemplo una premisa del Rojo Sangre que fue la televisión, entonces yo armé un póster que fue el del 2018 que terminó siendo una mezcla entre Los Supersónicos, Mad Men (por la idea de familia americana vintage de los 50) y todo eso no tenía que ver con la premisa, la premisa era solo televisión. Entonces es un ida y vuelta de diálogo y de mezcla de ideas y de charla con el cliente que como en este caso puede ser un director de festival, un director de proyecto o un productor. Y a partir de ahí empiezan los bocetos, entonces tener ese diálogo de ida y vuelta de ideas es fantástico.

 

 

 

 

¿Qué tenés en cuenta a la hora de realizar una gráfica para una película o un festival?

 

No es lo mismo vender una película que vender un festival. Todo tiene que generar un impacto pero a priori con un festival podés ser un poco más delirante y con una película tenés que ser mucho más concreto a la que sea la narrativa de la película, salvo que te pidan exagerar algo que después decepcione cuando alguien entre a verla (risas).

 

¿A qué lugar impensado te ha llevado tu trabajo?

 

Como lugares físicos, ir a los festivales donde hice los pósters siempre ha sido muy lindo. El primer año del BARS justo ellos consiguieron publicidad en vía pública y fue ver mis dibujos en el subte linea B de una torta de cabezas, eso nunca me había pasado. Después en el 2018/2019 cuando el Blood Window tuvo su contraparte en un festival de Pinamar, fue ver la ciudad de Pinamar empapelada con mis dibujos e incluso animaciones hechas a partir del dibujo, eso fue una locura para mí. Y otro lugar físico al que me llevó fue cuando viajé a España porque yo nunca salí del país salvo haciendo canje con un festival (Curtas) al cual le había hecho el póster el año anterior y para la edición número 49 en el 2021, donde el homenajeado era Joe Dante y estaba el director de Gremlins con un póster que yo había dibujado al lado. Al año siguiente el festival cumplía 50 años y me di el lujo de hacer un dibujo que fuera temática bodas de oro, me dieron la libertad de hacer lo que quería y encima fui de invitado, y en ese ir de invitado me trataron como tal e hicieron una muestra de mis dibujos y de golpe los invitados principales eran Mick Garris y Dave Mckean y yo estaba con ellos y nos llevaron a pasear a Santiago de Compostela y ¡Yo estaba ahí subido al tren con esa gente! (risas). A esos lugares me llevó mi trabajo y también me ha dado gratificaciones personales porque uno también puede ser fanboy y estar medio en una postura de fanatismo de querer hacer la fila para que te firme alguien, no sé yo era muy fanático de Ciruelo y he hecho fila para que me firme, y de golpe te encontrás hablando con esa gente que son unos titanes, que son unos grosos en una situación de paridad o de hablar de otra cosa porque esa cosa que nos une que es dibujar o es dirigir o es el fantástico es nuestro trabajo y medio que queremos hablar de otra cosa y eso es fantástico, es lo lindo porque en definitiva son todas personas normales.

 

También me llevó a ser mi propio agente de ventas. Dibujar es siempre un acto muy solitario (como el del escritor) y por suerte y por diferentes motivos de mi formación yo tiendo a ser una persona sociable, pero a veces no alcanza solo con ser sociable. Entonces encontrarme con que soy mi propio agente de ventas me llevó a lugares re interesantes donde tuve que ir a hablar con directores de festivales, ir al mercado Ventana Sur en Puerto Madero e ir a charlar con la gente y decir “hago esto, tengo estos proyectos hechos” y de golpe encontrarte con que te saludas hoy en día con el director del festival Morbido o que el año pasado estaba armando mi muestra de los diez años en el BARS en el Centro Cultural San Martín y llegan los directores del festival de Sitges y me saludan porque me conocen de hace años y porque trabajé en hacerme conocer dentro del rubro. Y es un laburo que es un trabajo de hormiga y tenés que lidiar con la frustración porque hay frutos que no los ves después de pasados cuatro o cinco años o que no los ves nunca y hay que tener un plan B o C.

 

 

 

¿Cómo ves la actualidad del fantástico en el continente?

 

Yo creo que soy un poco miope porque de golpe no sé tanto cómo le va a colegas de otros países o porque me circunscribo muy en específico en algo que es dibujar. Sí puedo decir que vi una curva desde 2014 en donde vi proyectos que antes no hubieran existido o hubieran sido tenidos en cuenta, gracias a que el INCAA (Instituto de Cine y Artes Audiovisuales de Argentina) le empezó a dar pelota al cine fantástico y esos proyectos se transformaron en películas que existieron (como Aterrados); y cómo eso se transformó y creció en más proyectos y en repercusión internacional. Pero también vi proyectos desde su génesis como Huesera de Michelle Garza. Y lo vi cuando Michelle y su productora estaban pitcheandolo en Ventana Sur. Y recuerdo escuchar ese pitch y pensar “loco, esta película está buenísima y no existe todavía”. Y creo que tenemos un montón de producción buenísima pero que también vivimos una realidad latinoamericana donde hay un montón de desigualdad, un montón de crisis y boicots de mercados internacionales que prefieren vendernos lo de ellos y no que produzcamos una voz propia.

 

Lamentablemente se nota que a las actuales directrices gubernamentales no les importa para nada la cultura, ni la educación pública, ni el fomento a la cultura. Hay un mercado enorme pero tenemos un montón de gente que solo prefiere especular con el sector financiero. Y eso es un mal de Argentina pero también involucra a las desigualdades estructurales de Latinoamérica.

 

 

 

¿Cuándo caíste en la cuenta que ya estabas establecido dentro de la industria del fantástico?

 

No tengo idea si estoy establecido, para mí me voy a quedar sin trabajo mañana (risas).

 

Hay una cuestión de la incertidumbre que es medio un drama argentino y después hay una cuestión de la incertidumbre que no sabés si lo que hacés va a seguir gustando, si vas a seguir estando vigente, si te vas a aburrir de lo que hacés. Pero no hay ninguna certeza. ¿Y qué es lo interesante de esto? Bueno por ahí es una contradicción. Con esto de cuál es el lenguaje de moda, qué es lo que gusta o puede dejar de gustar dentro de lo que es el arte o dentro de lo que es una manera de hacer ilustración para un tipo de medio, la verdad que quienes están corriendo como con modas es más el trabajo por ahí en la industria en tanto estudios de animación, estudios de videojuegos, que sale un nuevo software y tienen que estar corriendo todos atrás. Lo mismo pasa por ahí con las inteligencias artificiales de tener estudios obligando a los artistas en hacer assets porque sino los echan o algo por el estilo. O incluso sin estas cuestiones tecnológicas por ahí pasa que hay estilos que se ponen de moda, entonces hay como una tentación de hacer lo que está vendiendo y a veces hay que luchar contra eso y decir “bueno ok hago lo que hago, me quiero actualizar porque yo quiero actualizarme o porque me aburro de lo que hago y quiero aprender cosas nuevas”, pero es importante no estar corriendo atrás de zanahorias que no sean las personales.

 

Y por ahí volviendo a la pregunta (porque me fui por la tangente): yo creo que te das cuenta que estás establecido cuando te encontrás personas que admirás pero estás charlando como un par. Cuando te encontrás con un Pablo Parés y te das un abrazo o con un Demian Rugna y estás charlando de cualquier cosa ahí te das cuenta que estás haciendo algo o que sos parte de una gran cosa colectiva que somos un montón de personas haciendo cosas, como empujando un gran carro que a veces es el fantástico,a veces solo terror, a veces es cine, literatura. Somos un montón de personas empujando para intentar que eso exista.

 

 

 

¿En qué estás trabajando actualmente?

 

Estoy laburando para Wizards of the Coast, dibujando cartas Magic. Y ando con algunos pendientes de posters para proyectos independientes locales, ya que sigo tratando de no hacer cosas solo para afuera. También y para el año que viene hay algunas portadas de libros y proyectos de juegos de mesa. Entre los clientes, escritores y autores, también hay una conciencia de rechazo a las IAs generativas, así que eso da un poco de esperanza.

 

Sigue pendiente empezar el camino autoral, que para muchos de quienes dibujamos es el objetivo máximo, y en las sombras estoy avanzando muy de a poquito en ese sentido. Bah capaz el objetivo máximo es dibujar sin ningún fin ni objetivo, y ese camino se puede recorrer todos los días.