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El llamado de la aventura – «Ecos de un crimen» de Cristian Bernard

El llamado de la aventura – «Ecos de un crimen» de Cristian Bernard

Se estreno en cines de Argentina, «Ecos de un crimen», el regreso al cine de Cristian Bernard. 

 

 

El llamado de la aventura 

 

Hablar de cine y de Cristian Bernard es un sinónimo. Dentro de esa rara avis que son los directores cinéfilos, Cristian se sitúa en el pedestal junto a los mas obsesivos. Aquellos que lo conocemos sabemos que se caracteriza por ser un artista detallista, puntilloso y por su pasión desbordante por todo lo que esté relacionado con el arte de contar historias. Esa energía que se transmite en cualquier charla, clase o jornada de trabajo lo convierten en uno de esos directores que con cada proyecto se les va la vida. Cristian dirige en carne viva y así también vive. Desde sus inicios junto a Flavio Nardini ha tenido que armarse con piel de elefante para atravesar un camino plagado de pre conceptos, en medio de un panorama cinematográfico que solo aceptaba una estética que los críticos de turno dieron en llamar “Nuevo cine Argentino”. A principios del 2000 esta dupla cinematográfica estrenaba una de las películas más deformes y queridas del cine nacional. “76 89 03” se convirtió en un clásico instantáneo e hizo poner los pelos de punta a la crítica más radical que hasta el día de hoy continúa intentando denostar cualquier esfuerzo que los directores lleven adelante. Esta misma critica que hoy en sus reviews habla de “planos fuera de lo común para el cine nacional” podría ser la misma que Lumet cita en su libro “Así se hacen las películas”: Lumet habla de «Estilo” como la segunda palabra peor usada después de amor: “Los críticos hablan de estilo como si fuera algo aparte de la película, porque necesitan que el estilo sea algo obvio. La realidad es que ellos necesitan que sea algo obvio porque en realidad ellos no lo ven. Si la película se parece a una publicidad de Ford o Coca Cola, lo consideran estilo”.

 

“Ecos de un crimen” es cine en estado puro con una narrativa clásica como el cine en el que se referencia. Ese cine que narra de cara al espectador y que desde los títulos de crédito le está pidiendo al espectador más avezado que lo acompañe en el recorrido a través del cual intentaremos descifrar la excusa narrativa que en este caso se presenta en forma de thriller. ¿Porque funcionan este tipo de propuestas? Porque el cerebro humano tiene como principal tarea, resolver problemas y eso es lo que plantea una buena película de misterio. La suma de los elementos y sobre todo esa energía – que como suele citar Juan Pablo Domenech (Luna de Avellaneda) – tiene que atravesar la película, hacen que el relato se desarrolle sin prisa pero sin pausa. La puesta en escena de Bernard permite que los indicios que están inteligentemente desperdigados en el metraje, no sean obvios y permitan un segundo visionado entusiasta. Párrafo aparte para los hermosos títulos de crédito que recuerdan a propuestas como «La isla Mínima» (2014) de Alberto Rodríguez o incluso  el minimalismo de «Relatos Salvajes» (2014) de Damian Szifron

 

Storyboard por Diego Garavano

 

 

Lo que para algunos críticos es repetición y formula, para los amantes del género es un camino reconocible en el que sienten cómodos. Los géneros son una categoría útil pues poseen identidad y fronteras precisas y estables que permiten ser reconocidos por los espectadores que siguen este tipo de propuestas. Los géneros tienen una poderosa influencia en el público, el cual se identifica con determinados géneros que le conducen a ver ciertas películas y no otras. En el caso de «Ecos de un crimen» es claramente una película comercial destinada a un gran público y no por eso debe ser desestimada como suele suceder con cierta parte de la critica que parece tener un «error de paralaje» a la hora de enfrentarse a este tipo de propuestas. Es llamativo como cuando se trata de terror, thriller o un género afín, se repite la palabra “Fórmula”, pero cuando se trata de una comedia o una película para chicos, se habla de “oficio”.

 

La disyuntiva entre el cine de género clásico y el moderno y con una mirada mas experimental como vienen haciendo productoras como A24, ya se planea de manera muy inteligente en películas como “Scream”. En la película americana se habla de un fandom radicalizado, pero ¿qué hay de la crítica radicalízala? La que recibe de manera mucho más complaciente propuestas similares si son producidas en el exterior y que no logran poner en contexto propuestas locales que en solo 20 años de historia de un cine de género moderno, han logrado posicionar a directores nacionales en espacios sumamente interesantes dentro del panorama mundial. Solo cabe recordar que un argentino, Andy Muschietti, ha dirigido la película de terror clasificación R más taquillera de la historia del cine.

 

 

 

En medio de un panorama complicado en donde a nivel mundial casi el 70% de los asistentes a las salas cinematográficas son jóvenes de entre 18 y 25 años, el cine de género se posiciona como la opción más rentable si uno piensa en poder estrenar en salas. Solo basta con observar las taquillas anuales para notar que producciones como “No time to die” (400 millones de presupuesto y 774 de recaudación – recordemos que una película es rentable cuando triplica su presupuesto en taquilla – o «Black Widow» (200 millones de presupuesto y 379 millones de recaudacion) quedan relegadas a la hora de la rentabilidad con pequeñas películas como “Halloween Kills” (20 millones de presupuesto y 132 de recaudación) o “A quiet place 2” (17 millones de presupuesto y 297 de recaudación).

 

En la película de Bernard hay referencias cinefilias, claro. De Palma, Mangold, Carpenter, Spielberg, Scorsese, etc. No vamos a explicitarlas. Dejemos ese juego para que el público lo disfrute en su visionado en sala.  La trama presenta una experiencia que, como decía Aristóteles, muestra las cosas tal como podrían ser y no como son.

 

 

 

A nivel actoral es notable como todos los protagonistas logran el tono justo que la historia pide. No es un detalle menor teniendo en cuenta esta corta historia de cine de género en nuestro país. Nuestros actores, aún aquellos con mayor experiencia, están dando sus primeros pasos en aguas turbulentas y divirtiéndose en el camino. En “Ecos de un crimen” eso se nota. Desde el atribulado Diego Peretti, pasando por las estupendas Julieta Cardinali – que ya ha experimentado en varias ocasiones el género de la mano de Daniel de la Vega, entre otros – la histrionica Carola Reyna o la maravillosa Carla Quevedo, todas están en gran nivel y se las nota disfrutando. Nota destacada para el enorme Diego Cremonesi, un actor de raza que tiene larga experiencia dentro de géneros como el terror, la comedia negra o el thriller y que disfruta atravesando los oscuros parajes donde lo llevan estos personajes que habitualmente les toca interpretar.

 

La fotografía nocturna que recuerda a algunos grandes clásicos del cine de Nicolás Roeg, Robert Zemeckis o William Friedkin, entre otros. Referencias a pintores tenebristas terminan de construir la atmósfera enrarecida que la historia necesita, agradeciendo siempre que la película de espacio para la oscuridad que tanto necesitan las películas de género. En la oscuridad se esconde lo desconocido, algo que en el cine comercial suele olvidarse. Bernard, como todo gran conocedor del género, sabe que mientras menos claro sea nuestro horizonte, mas angustiante resultara la aventura. Por eso, a lo largo de sus 84 minutos, ha vertido al mismo tiempo luz y tinieblas; acaso más tinieblas que luz… es como un bosque muy oscuro, y quienes entran en él rara vez vuelven para decirnos que es lo que vieron.

 

 

Otras de las principales  influencias estéticas sin dudas es la literatura de los hermanos Grimm que no solo se explicita en los escenarios y en la banda sonora, sino también en el tono. Solo hay que recordar cierta escena donde Quevedo al mejor estilo bruja del bosque amenaza con atentar contra la estabilidad familiar del personaje interpretado por Peretti.

 

Otro rubro destacado es sin dudas la composición de Pablo Borghi, otro experimentado talento dentro del género. En su score grabado con una gran orquesta que además ha interpretado bandas de sonido de directores como Alex de la Iglesia, despliega su amor por Bernard Herrmann y Pino Donaggio. La sesión de cuerdas quedará resonando en tu mente incluso luego de varias horas después de ver la película.

 

 

“Ecos de un crimen” posiciona a Cristian Bernard como uno de los directores con mayor imaginería visual de nuestro país y demuestra que las propuestas de corte comercial pueden tener un grado notable de experimentación cuando están en manos de directores que conocen el camino. La película abrirá una puerta para que más producciones de género puedan ser producidas en nuestros territorios apoyadas por productoras de peso y las tan “temidas” plataformas.