“Cementerio de las almas perdidas” lo nuevo de Rodrigo Aragão, el Sam Raimi Latino
Luego de “Mangue negro” (2008), “A noite do chupacabras” y “Fabulas Negras”, el director Rodrigo Aragão, regresa con una súper producción de horror, para lo que suelen ser los estándares de realización en Latinoamérica con su nueva película “Cementerio de las almas perdidas”, la cual espera estrenar pronto en festivales internacionales.
Un primer corte de la película, aun sin los efectos visuales ni la corrección de color listas, pudo verse en las sesiones de “Primer corte” de Blood Windows en el marco de Ventana Sur, en diciembre pasado.
“Construimos sets, ensamblamos modelos, creamos objetos e hicimos muchas otras cosas divertidas para que la película pueda existir”, comenta su director.
Con el presupuesto obtenido a través de avisos públicos y el Fondo del Sector Audiovisual, el “Cementerio de las almas perdidas” contará cómo el libro mítico y cabalístico de San Cipriano llegó a Brasil. Según Aragão, la película tendrá una recreación de época, con escenas que muestran la llegada de los jesuitas a bordo de carabelas, y muchos efectos especiales.
“Es una fantasía épica”, dice.
Rodrigo no solamente dirige sino que es realizador de efectos especiales y en 2019 tuvo la oportunidad de demostrar su talento en la producción “The Indoctrinator”, una sobreproducción inspirada en un cómic.
Luego de más de dos décadas dedicas al cine de horror, el director brasileño se ha convertido en un referente en la producción Latinoamericana de horror.
Nacido y criado en enero de 1977, Aragão comenzó a rodar sus películas en Guarapari, un pequeño pueblo situado en Espirito Santo, Brasil. Su padre era mago y dueño de un cine, fue creado alrededor del mundo de los trucos y el maquillaje, lo que podría ser su futuro. A los siete años vio un documental sobre “El Imperio contraataca”. Todo lo que le gustaba estaba allí: películas y efectos especiales, aunque no había visto lo que eso significaba. Eran los años ochenta, cuando se estrenó “Evil Dead”, un clásico de culto que acabó (des)haciendo su mente. Luego pasó un período haciendo cursos y talleres que le hicieron pensar que estaba listo para hacer sus propias películas. Empezó en 1994, trabajando como maquillador especial para el cortometraje “The Legend of Proitner”, seguido de “Vampicide” (1996), otro cortometraje, hoy en día desconocido. Su debut como director se produjo en el teatro, con la obra de terror “Mausoleo”, representada entre 2000 y 2003. Más tarde, dirigió sus propios proyectos, con “Chupa Cabras”, “Rotten Fish” y “Rotten Fish II”, todos ellos cortometrajes, y “Mud Zombies” (2008).